Una historia de restauración que continúa…
Fuimos alcanzados por la gracia para extenderla a otros. No somos solo un ministerio: somos testigos de que el amor de Dios sana, restaura y transforma cada corazón dispuesto.
Misión
Acompañar con verdad y amor a personas heridas por el quebranto emocional, relacional o sexual, guiándolas hacia una restauración integral en Cristo, para que vivan en libertad y plenitud conforme al diseño original de Dios.
Visión
Ver miles de vidas sanadas, familias restauradas y una Iglesia madura, transformada por la verdad del Evangelio y el poder del Espíritu Santo, siendo testigos del amor de Dios en todas las esferas.
Verdad que libera
Amor que restaura
Esperanza que renace
Nuestra Historia:
Un comienzo que sana
Este ministerio nació del testimonio vivo de quienes fueron sanados por el amor de Jesús. Personas reales, con historias marcadas por el abuso, la confusión, el rechazo y la dependencia, que fueron restauradas desde lo más profundo. No fue desde una idea, sino desde el dolor redimido, que surgió este llamado: acompañar a otros que caminan por valles similares.
Cada taller, cada encuentro, cada retiro, ha sido una oportunidad para que la luz del Espíritu Santo penetre donde por años hubo oscuridad. Comenzamos siendo pocos… y hoy somos testigos de un río de sanidad que no deja de fluir.
Un Propósito Eterno:
Restaurar para multiplicar
No creemos en la restauración como un destino, sino como un punto de partida. Porque cuando una vida es sanada, se convierte en canal de sanidad para otros. Cuando una familia se restaura, muchas más son alcanzadas.
Nuestro propósito no es solo aliviar el dolor, sino formar discípulos íntegros, líderes que sanen con lo que un día los quebró, hijos e hijas que reconozcan su verdadera identidad en el Padre.
Este es nuestro llamado: colaborar con el Espíritu Santo en la construcción de vidas plenas, y al mismo tiempo, preparadas para amar, servir y edificar a otros.